Jane se levantó de su cama y como muchas mañanas se siguió extrañando de tener cama propia, como había cambiado su vida en tan poco tiempo… Miró su habitación con curiosidad, era uno de los pocos testigos de los cabios de su vida. Todos ellos se podían notar en las fotos y dibujos que adornaban una estantería: Jane con tres años junto a Jake y Lance, una imagen bastante melancólica de tiempos y amigos pasados; Jake y ella en unas fotos de un café en las que se les podía ver cargados de ilusiones, que equivocados estaban sobre su futuro; Jane sola en varias fotos en las que se la veía creciendo y adquiriendo cicatrices; y por último las fotos con su padre y sus amigos, en ellas ya era feliz, ya tenía una vida…y le gustaba tenerla. Entonces reparó en un chico de las fotos: Jeremy; aquel que había sido el primero en enamorarla, en hacele pasar tardes enteras de ensoñamiento total…aunque ahora hubiera ido descubriendo que solo lo quería como a un hermano, como había querido a Jake cuando este aún respiraba. Ese día pensaba decírselo, por mucho que le costara, seguirían siendo amigos por siempre jamás…aunque puede que él la odiara demasiado después de ello…No debía pensar en ello, ella era fuerte, aguantaba lo que hubiera que aguantar, siempre había hecho…
Se miró en el espejo: su melena rubia le caía lisa hasta el pecho, excepto un mechón que se le ondulaba en a raíz, un regalito genético de su padre…aunque genéticamente le había dejado también cosas buenas, como su coeficiente intelectual, ser un pelín más alta que la media o tener unos profundos ojos azules cargados de esa mirada burlona que parecía seducir a todos los chicos con los que se cruzaba. También se podía observar su complexión atlética (herencia de su madre, a la que no conoció) producida en parte por ir a correr todas las mañanas, como le gustaba aquella actividad…perdida estaba en estos pensamientos cuando alguien llamó al timbre. Jane corrió escaleras abajo y abrió la puerta al hombre que allí la esperaba:
-Paquete para la señorita Jane Jane ¿es usted ella?-Preguntó este.
-Claro… ¿no vendrá esa carta de Washington, por casualidad?
-Sí, anda firme aquí, ya me habían contado cosas de su familia…
-Perfecto y no se crea todo lo que le cuentan por ahí.
-Adiós.
-Adiós.-Jane suspiró para sus adentros, es lo que tiene que tu padre sea algo así como un Sherlock Holmes sin modales…todo el mundo acaba conociéndote en la ciudad. Pero eso ahora no importaba nada comparado con la importancia de la carta que llevaba entre las manos y qué leyó con mucho cuidado:
El instituto médico-legal del Jefersonian la ha aceptado como ayudante de entomología…
Jane saltó de alegría en su salón, aquella era la mejor noticia de su vida. Decidido; iría a correr y luego a hablar con Jeremy, su vida iba a dar un giro de ciento ochenta grados…
No hay comentarios:
Publicar un comentario